Gervasia Rivera Rivera

Gervasia Rivera Rivera, la dama que engalana nuestro empaque

Contada por el Sr. Rafael Rodríguez (hijo y propietario)   

(1908-2000) Mi mamá Gervasia Rivera Rivera y mi papá Fernando Rodríguez (1904-1993) QEPD. Juntos formaron el tronco del árbol genealógico de nuestra familia.  Diecisiete hijos... trece hembras y cuatro varones, muchos nietos, bisnietos, tataranietos y chornos. Mi mamá toda su vida fue una obrera de la tierra, nunca fue a la escuela, no sabía leer ni escribir. Nunca tuvo en abundancia ningún bien material, siempre vivió en humildad y sin envidiar nada a nadie. Vivió una vida difícil y sacrificada, razones que la motivaron a desarrollar en ella una persona resistente y saludable. No la vi enferma más allá de un resfriado. Además…no podía darse el lujo de enfermarse, era como un roble fuerte que no sede aun con las inclemencias del tiempo. 
De ella heredé la pasión por el café, el proceso del manejo desde el cultivo hasta servirlo en la taza. Ella era reconocida entre los vecinos del sector por lo exquisito y bueno que sabia su café. Dejo en la familia y especialmente en mis dos enseñanzas que he llevado y que me llevaré hasta el final de mis días:
Poseía una de las virtudes más grandes que pueda tener un ser humano, el compartir. No se llevaba ningún alimento a la boca sin antes ofrecerlo a quien estuviera cerca de ella. Cuando alguna persona la visitaba en nuestra casa lo primero que le ofrecía era una taza de su café, una fruta o lo invitaba a comer en el momento. Esta fue una práctica que ni aun la enfermedad del Alzheimer pudo borrar de su memoria. La otra enseñanza que nos dejó fue… (en esto fue enfática y perseverante) “Las cosas se hacen bien desde la primera vez porque las cosas mal hechas no las agradece nadie”. Dos enseñanzas geniales que pueden guiar la vida de una persona para alcanzar la plenitud y el éxito. 
Madre gracias por la vida, por tus enseñanzas, por todo lo que hiciste… gracias, gracias, gracias.